CORREO ELECTRONICO

lunes, 23 de febrero de 2015

“Humanas situaciones”



“Humanas situaciones”


Sentada en este viejo taburete, mientras me abanico, recurro a mis recuerdos. Tomo apuntes con palabras breves y simples que reposan aparentemente calladas, ahogadas ante la impotencia de permanecer en ese estado, sin llegar a ser leídas e interpretadas. No me atrevo a publicarlas. No en estos tiempos de mordazas y complacencias. Cuánta gente presa, por decir lo que piensa, cuánta gente maltratada y vejada por el sólo hecho de creer que la vida puede ser diferente. Se les encarcela para que no lean ni escriban, para que no opinen libremente, para que, mirando los balaustres de alguna inhumana celda, cambien de opinión, si es que no se mueren antes de inanición, de sed, de tristeza. Pero a mí me queda mi mente, unas hojas más marchita que mi frente y un mocho de lápiz que dibuja las palabras, unas torpes, otras elocuentes.

Mientras más años cumplo, más suelta se me torna la lengua; cosas de la vejez, creo, esa misma que me aletarga en este enclenque taburete. Que ya no puedo escribir a la luz de un candil, que tengo que guardarme muy bien durante la noche las ideas en la cabeza para que el sueño no me las atropelle y se las lleve con él. Que no tolero este sistema, que me dan nauseas las consignas, que no me interesa saber del Comandante, que no soporto el Comité. Que ya no leo sin espejuelos, que me cuesta concentrarme y termino hablando de lo que no empecé, que como dice Pablito “nos vamos poniendo viejos y el amor no lo reflejo como ayer”.

FIN