CORREO ELECTRONICO

miércoles, 10 de mayo de 2017

"Memoria sin rencor"




"Memoria sin rencor"
Querida Amiga:

“Dicen que ya eres libre como el viento, dicen que ya no tienes ni pensamientos, ni esperanzas que te depriman”

Empecé a recordarte con este bolero que escucho a menudo cuando sintonizo Radio Cadena Agramonte. Espero que el texto se ajuste a tu nueva vida en toda su dimensión. Parece como si te hubieses ido ayer y realmente ha pasado un buen tiempo. Sigo recordando la mañana siguiente a tu partida cuando se presentaron en la cuadra, justo frente a la que fue tu casa, varias personas con carteles gritando consignas y groserías contra ustedes. Pero ya para entonces estaban instalados en Miami. Morirías si te nombro algunos que hasta el día anterior habían estado tomando con tu padre en la esquina, en el bar de la sorda, mirándoles el culo cuando ella se daba vuelta para acercarse a la cafetera mecánica. En la manifestación también estaban otras viejas, que veinticuatro horas antes, comadrearon de lo lindo con tu madre quejándose todas del sistema, de lo que no había y de lo que estaba por desaparecer.

Nosotras desde la ventana veíamos como en su afán de hostigamiento tiraban huevos a tu casa y mi tía que es tan fina a escondidas se persignaba mascullando- “No hay que echarse a la boca y estos comemierdas lanzando lo poco y nada que les queda”. Allí estuvo la chusma hasta que apareció el delegado de zona a estampar el sello, entonces se percataron de lo tardío que se había llevado a cabo la manifestación. Con la desilusión reflejada en el rostro y más hambre por delante que el día anterior, se dispersaron todos despacio. Por primera vez me di cuenta de tu reflexión respecto a la lluvia y cuánta razón tuviste. Salté de alegría y corrí por toda la casa eufórica porque sabía que a esa hora deberías estar lejos y segura.

Por tu abuela hemos sabido algunas cosas de ti, no todas buenas como quizás esperábamos pero no se puede pedir mucho a sólo un año de tu partida. Entiendo que debe ser demasiado difícil empezar una vida de extranjero rodeado de cosas nuevas y distintas. Me alegro que tu mamá haya encontrado trabajo en una fábrica de lámparas y aunque sea una simple obrera igual tiene un empleo y servirá para ayudar a mantener el hogar. ¡Quién lo iba a decir!. Tu mamá trabajando, cuando aquí nunca disparó un chícharo porque a ustedes nunca les faltó nada. Sé que me vas a hablar de libertades y esas cosas que yo no entiendo mucho, definitivamente no soy ni seré buena para la política, pero en el plano material tú no te podías quejar. Lo tuviste todo al alcance, incluso en los momentos cumbres de escasez. Cuantas veces fui a tu casa a escondidas de mi madre a comer pan con bistec y digo a escondidas porque me hicieron prometer que no comentara a nadie que ustedes comían bien. Yo sin remilgos traicionaba a los míos, pensando que era mejor hacer revolución con las tripas llenas, "A barriga llena , corazón contento". Saqué buenas notas gracias a las horas de estudios que juntas compartíamos. Paralelamente aumenté unas libritas por los emparedados que nos zampábamos a destajos con la pura sana intención de alimentar el cerebro. Cuando se realizó la última Asamblea del Poder Popular tú eras candidata fija para vanguardia cederista, por tu entrega, por tu disciplina, por tu entusiasmo. Por poco me ganas a no ser por ese incidente que marcó a tu familia definitivamente. En la reunión del Comité alguien leyó una carta y nombró a las personas que estaban realizando los trámites para salir del país. A mí casi me dio un patatús cuando escuché tu nombre y acto seguido me escabullí como pude para evitar lo peor, que te llamaran "gusana". Así que pasaste de reina a cenicienta como en los cuentos de hadas. Gracias a Dios mi madre sin apartarse de su fervor revolucionario mantuvo intacta las relaciones de vecinos y trató de ayudarles dentro de lo que pudo.

Lo más terrible e inconcebible es que muchos de aquellos que hace un año les gritaban, hoy están en las listas de espera para tomar el mismo rumbo con iguales intenciones. ¿Con qué moral actuaron entonces?, ¿qué los motivó a ser tan exigentes?. ¿Acaso quería demostrar con su eufórico desmán su actitud revolucionaria irreprochable?. ¿Se puede cambiar de parecer en sólo doce meses?. Todavía no encuentro explicación pero no es el momento para preocuparme, ahora quiero que sepas de acá, de tu cuadra, de los muchachos del colegio.

¿Qué pasó con tu casa? Bueno, no sé si tu abuela les habrá contado que hoy día es un círculo infantil, lleno de niños revoloteando por todas partes. Yo una vez me detuve tratando de adivinar adónde irían a parar los muebles, pero al ver tanta risa infantil mis pensamientos divagaron y terminé aceptando el cambio, al menos no convirtieron tu casa en vivienda de combatientes ni se la entregaron a algún cuadro del Partido. Yo creo que eso hubiese sido más penoso. ¿Te acuerdas de Magdalena? Ella se fue un mes después y por la madrugada entraron a su casa, llevándose todo lo que había por delante. Cuando digo todo incluyo hasta los inodoros y lavamanos de todos los baños, que no eran pocos. No quedó cable alguno en toda la casona, ni enchufes ni tomacorrientes. Las ventanas del fondo quedaron en el puro marco. Dice mi madre estupefacta que deben haber tomado la madera para hacer leña. Si la vieja por alguna razón hubiese tenido que regresar ahí si que se hubiese muerto redondita de un infarto. Oye créeme que se parecía a la casa de Scarlett O´Hara después de la guerra, pero sin sirvientes ni vaca. Aquí arrasaron con todo excepto con el sello del Comité que quedo intacto. ¡Que ironía!.

En la escuela todo marcha igual. Charlas permanentes sobre los últimos acontecimientos en la otrora Unión Soviética y el desmoronamiento del socialismo, de la situación del mundo árabe. De la guerra de aquí y la otra de allá. Una que otra reunión de tarde en tarde para levantar el ánimo revolucionario. Roberto pregunta por ti de vez en vez. Sigue solo aunque no le faltan amiguitas para el baile. No se ha decidido a escribirte porque teme manchar el nombre de su familia y no quiere meter en un lío a su padre que es pez grande del partido provincial.

Estamos preparándonos para el período de "la escuela al campo". Creo no será igual sin tu presencia y tus chistes que eran tan cotidianos. Estoy tratando de encontrar amiga para estos cuarenticinco días de cautiverio agrario en aras de la Revolución. Porque de lo contrario no tendría ánimo para compartir mi merienda, esas laticas de leche condensada hervidas a baño de Maria que mi madre hasta el día de hoy consigue con mucho esfuerzo y devoción. Fíjate que todo el año se la ha pasado guardando las latas debajo de la cama en un cajón. Qué manía hemos adquirido los cubanos de guardar y guardar todo en cajita para el mañana, para el que sé yo, para el no se sabe cuándo. Yo muerta de ganas por tomarme una malta con leche condensada y mi madre insiste en que no, “que te vas arrepentir cuando te vayas a la escuela al campo, que allá la cosa si es del carajo pa´lante”. Tiene su cuota de razón porque pensándolo bien este año no está tu padre que en definitiva era el que se movía para conseguir el camión todos los domingos. Entonces de ahí la importancia de atesorar latas por si acaso mami no logra encontrar transporte. Pero mira conociendo a mi madre estoy segura que hará de tripas corazón para llegar cada domingo a verme y yo creo que me muero si no la veo llegar. Es más, ya me la imagino arriba de esos camiones volqueteros revoleteando su pañuelo rojo y entusiasmando a las madres menos aguerridas como lo hacía con la tuya. “-A mi no me van a ver jamás trepada en un camión como ganado que va al matadero”- decía tu madre y la mía embulladísima le respondía “Tu hija merece más que eso. Yo te presto unos pantalones míos para que vayas más cómoda y ya verás lo bien que la vamos a pasar”. Y así domingo tras domingo se les veía aparecer por la guardarraya, la mía con las jabas de las dos porque ya tu madre apenas se valía por si sola y las manos le alcanzaban solo para arreglarse la pamela y secarse las gotas de sudor. Tu madre siempre rehusó llevar sombrero, "que eso es de guajiros" y boina , mucho menos, porque "eso es de guevaristas y guerrilleros". El pañuelo que se ataba al cuello podía ser de cualquier color, menos rojo.

Nuestros queridos padres brillaban por su ausencia, los hombres de nuestras respectivas familias ya habían hecho suficiente. Uno, contratar el transporte, el otro conseguir comida. Ahora me doy cuenta que tu mamá ya desde entonces andaba con la idea de irse del país pero igual las pequeñas cosas, digamos sacrificios que hizo aquí le sirvieron para asumir fuera otras responsabilidades. Fue como un periodo de transición, de lo contrario no hubiese podido enfrentarse a la realidad de obrera. Cuéntale que acá "quien tú sabes" sigue con sus discursos milenarios llenos de agresiones verbales y confrontaciones como estilo político único, repercutiendo penosamente en el orbe. El asedio permanente, que tu padre vivió, desatado por el gobierno contra los medios de comunicación, cada vez es menos, no por cordura, sino porque apenas quedan diarios. La intimidación y la persecución hacia los que piensan diferente se hace cada vez más notable en forma solapada, pero para los que difieren del sistema, porque para los simpatizantes, como mi madre, todo está justificado por el fin.
Seguimos adelante, marchando, leyendo los discursos, apoyando al resto de Latinoamérica. Con ese mismo entusiasmo, estamos con mi mamá preparando unos canteros para sembrar entre otras cosas, tu planta favorita, el manto. Espero verlos crecer desde el portal, cada tarde, cuando me siente en el balance de mi abuela, con o sin apagón, a contarte mis secretos en eterno silencio.

Te deseo lo mejor del mundo
Tu amiga de siempre.



Fin