CORREO ELECTRONICO

lunes, 8 de octubre de 2018

"Ni más ricos, ni más libres"


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"Ni más ricos, ni más libres"


Robertico con sus cortos quince años ya anda alebrestado con la música rock. El siempre ha estado metido en los conciertos underground del Vedado. Le hace el quite a las tocatas de Marianao porque según él allá se reúnen puros negros chusmas y además hay demasiado ruido de tambor. Ahora viene saliendo de la "Casa de Amistad con los pueblos", ese edificio imponente, retazo del pasado, que aún se mantiene digno y elegante. Estuvo como hasta las tres frente al escenario que encandila a entusiastas participantes y atormenta al vecindario. Escuchaba tocar a un grupo rockero que hoy hizo un programa especial para una causa muy particular "Mar para Bolivia". Apenas se acabó el concierto bajó por Paseo rumbo al mar con María José y Andrés, dos bolivianos que viven en Cuba y con los que comparte, música, política y literatura. María José le pasó las cajas de banderas bolivianas que serán repartidas por el malecón y lugares adyacentes a cuanto transeúnte encuentren: escolares, turistas, jineteras, traficantes y vagos. Es una tarea amplia y democrática le dice Andrés quien destila patriotismo por los poros. Se saltan el semáforo de la calle 17 porque el entusiasmo los obnubila.
Anoche cuando su padre se enteró lo que tramaba, le comentó que no le parecía bien que estuviese haciendo suya una causa ajena. "¿Te imaginas hijo que yo saliera por La Habana a repartir banderas chilenas? De seguro me meterían preso a los cinco minutos. Además no es justo". Y cuando Robertico trató de rebatirle, su padre le argumentó que no es el mar quien garantiza el bienestar de un pueblo. Enumeró muchos países que no tienen mediterraneidad y cuentan con una economía pujante y otros en cambio como Cuba, rodeado de mar por todos lados pero sin un bendito pescadito para llevarse a la boca. "¿Cuántos meses, hijo, llevamos recibiendo picadillo en lugar de pescado? ¿seis, siete, ocho? Hijo céntrate en tu país y sus problemas que no son pocos. Los cubanos no somos ni más ricos ni más libres por tener mar"- remató su conversación y dio por concluido el tema.
Pero Robertico hizo caso omiso. Ahí va bajo ese sol abrazador junto a su amigos. Lo central para él ahora es apoyar a Bolivia, y de paso olvidar sus propias penurias. "¿ Y si nosotros los cubanos le compartiéramos mar? -No, eso es un disparate"- Se echa a reír.
Sigue cargando las cajas y las dudas que le sembró el padre. Al cabo de tres horas ya está por concluir la tarea. No le ha ido mal. Ha sacado aplausos, sonrisas y complacencias. ¿Y qué decir de María José y Andrés quienes hasta lograron una cuña para la televisión? Eso es pura libertad de expresión- piensa.
Frente al Hotel Riviera, acalorado, confuso y traspirado aborda a unas extranjeras. Cree que son rusas. Entrega las últimas banderitas que ellas recibieron amablemente sin entender nunca de qué se trataba. María José y Andrés están fascinado mirando el mar, mientras Robertico piensa "Deja ver si con este gesto de solidaridad internacional mis amigos me regalan aunque sea un refresquito. ¡Qué calor caballeros!"
FIN
Octubre 2018