CORREO ELECTRONICO

viernes, 1 de diciembre de 2017

"Desmemoriado"

"Desmemoriado"


A Manuel, la memoria se le ha venido saliendo poco a poco del cuerpo sin llegar a percatarse mucho de ello. Hoy, por ejemplo, fue un día de esos. Esta vez sintió más remordimiento al no poder reconocer las callecitas adoquinadas de su añorado Camagüey. Se quedó con la sensación de que a pesar de tantas vueltas no pudo llegar a su destino por culpa de su antaño y porfiado bastón.
A las siete menos diez, volvió a su casa, después de deambular largo rato bajo la lluvia, vulnerable y pequeño. Cierra el portón y atraviesa el eterno pasillo con pasos lentos e inseguros, buscando en su ahora lúcida cabecita encanecida una respuesta convincente que deje tranquilo a los demás, en caso de que pregunten dónde estuvo metido todo el resto de la tarde. Coloca el manejo de llavecitas corroídas por el paso del tiempo en el clavito de antaño. Se saca el chubasquero y lo cuelga justo en su lugar. Se sienta a la mesa en el sitio que ha ocupado durante más de medio siglo y se echa para atrás. Le sirven una taza de café con leche y unas tostadas que apenas logra saborear porque en él está latente la preocupación. Nuevamente teme no haber reconocido a sus amigos en la calle, si es que alguno lo ha visto pasar. Últimamente él mismo se ha pillado hablando de corrido, estropeando el diálogo con disparates incoherentes y palabras soeces que nunca antes se le hubiese ocurrido pronunciar. Para colmo de males dicen en su propia casa que él es el responsable de que las cosas hayan comenzado a cambiar de lugar. Su vida va oscureciendo y su memoria vaga por los vericuetos de las tinieblas, tratando de encontrar respuestas a tanta ambigüedad. Después de merendar, retira el diario que no alcanza a hojear por falta de ánimo y un poco de terquedad.

Esa noche sin poder entender absolutamente nada, se sentó en el quicio de la puerta que da a la calle, tal como hacía de niño. A oscuras se interna en el pasado que parece ser hoy y el presente desdibujado y cruel, mezclando vaguedad. Se incorporó con la mirada hacia el cielo para ver con claridad lo que le habla la luna en su quedo tartamudear. Y así plácidamente, por primera vez en el día, se abandonó calmo y puro a sus propias y confusas reflexiones.

Fin